La voz de tu alma

                                             

Quiero escuchar la voz de tu alma…

Desperté con exaltación de mi sueño al escucharme decir eso, mi mano todavía sujetaba la tuya…solo quiero tu compañía conmigo, rápidamente pensé.

La voz de tu alma… esa frase me daba vueltas en mi cabeza, mientras mi cuerpo daba las suyas por los pasillos de aquel hospital. ¿Acaso tienen voces las almas? ¿Serán voces? Si quiera sé muy bien de que va aquello del alma… es que jamás nos detuvimos a pensar, y si lo hicimos fue con tanta frivolidad que ni siquiera nos dimos cuenta… al amar no se detiene uno en preguntas existenciales; se dedica a amar, a dar la vida y punto.

Las noches contigo habían dejado de ser hace unas semanas demasiado distintas a las de siempre; de los paseos en el parque a los paseos por las salas de este maldito hospital. De los días de comidas excéntricas en casa a estos platos de alimentos de cartón sin sabor, de las charlas juntos hasta la madrugada, a quedarme en vela esperando volver a escucharte…

Tu voz humana, pienso… que bella tu voz humana, me parece oírla, ¿así también será la voz del alma? O será tal vez una voz mística o fuera de lo normal…

Desde que estoy aquí contigo en compañía de estos cables y el sonido de los aparatos que te mantienen en “el aquí”, mi vida se detuvo, quedo en una pausa total… como vivirla si la mitad de esa vida la tienes en tus manos, me acostumbre a que verte feliz era mi felicidad, que tus gestos eran los míos y hoy no se bien donde están, te miro, claro, y a veces creo apreciarlos, quizás la luz me vislumbra. Todo de los demás en tu físico esta igual, conservas esa guapeza con la que me conquistaste, tus cabellos, tu semblante, tus labios magníficos…todo igual, perfecto.

De momentos, en mis sueños, junto a tu regazo, me tomas la mano como una caricia, ¡me invitas hacia tu cuerpo…ay de mí! Cuantas veces en sueños me he escapado contigo…tus manos siguen suaves y encajan perfectas a las mías, claro que tú al tomarme me sonríes con alegría y yo, solo te observo con un amor leal al que le falta gritar nuestros nombres. Quiero escuchar la voz de tu alma creo decirte y vuelvo a despertar…

Esta vez no seguiré con las dudas sobre si tu alma tiene voz o si tal vez yo me estoy volviendo loco. Me atreví a cuestionar al supremo, me arrodille y le pregunte: ¿por qué a mí? O mejor dicho ¿por qué a ti?

No dude en enfrentar al cura del oratorio, aquel lugar por el cual venía pasando todos los días con enfado e indiferencia, y le pregunte sin más…

-         - ¿Cómo es eso del alma?  – lo increpe- Y haciéndome un ademan de que tomáramos asiento me dijo…

-         - El hombre es un ser espiritual y el alma es propia de todos los seres vivos…en el caso del hombre el alma es espiritual y no es solo principio de su unidad orgánica.- comenzó.

-         - ¿No entiendo bien eso de unidad orgánica?

-        -  Lo material o físico está sometido siempre al imperio de lo temporal, pero en el hombre el alma escapa a lo puramente temporal. Lo orgánico está sometido al tiempo, pero algunas de las operaciones vitales humanas trascienden el tiempo: las propias del entendimiento y la voluntad.

-         - Por favor Padre, no me hable de entendimiento en estos momentos de mi vida. – le dije -

-        -  Hay, por tanto, razones para pensar que el principio vital humano, su alma, no desaparece con su muerte, que es la corrupción de su cuerpo, la pérdida de su unidad orgánica.

-         - No puedo entenderlo desde mi punto de vista racional. – le exclame.-

-        -  Desde un punto de vista puramente racional es imposible imaginar esa situación, ya que no la hemos experimentado, pero la razón es capaz de pensar en ella.

-         - A veces no sé si puedo pensar con razón o sin ella. – le dije algo resignado.-

-         - Tómese su tiempo de razonamiento ante cualquier decisión o pensamiento, ponga a esta que es la parte mejor de usted mismo, a dirigir al resto de sus impulsos…

-         - Gracias Padre…

-        -  Ve con Dios hijo mío.

Salí del oratorio con la cabeza más fresca acerca del alma, pero aún me preguntaba si tu alma, esa que no iba a morir nunca por más que tu cuerpo y el mío y el de todos se corrompan, ¿tendría tu voz? Amor mío, como te extraño…mis lágrimas corren en cada paso que me acerco hacia ti.

El alma, tu alma…la voz de tu alma, mi cabeza no para, los pensamientos tampoco. Me extasío nuevamente en tus brazos y contemplo la nada hasta quedarme dormido para adentrarme en tu mundo, esta vez lo hago profundamente, diferente a los demás días, presiento que tras esta noche, vendrá la noche más larga; casi noto la pesadez del sueño, el insoportable desconsuelo que me mece en penas, ya son semanas y semanas que quiero escucharte y solo escucho un maldito silencio mundano.

En mi posibilidad siempre abierta, porque nunca se realizaba; me extiendes tu mano invitándome, esta vez, la dejo lo más liviana posible para acudir a tu encuentro; veo tus gestos, la luz ya no vislumbra porque tú la vas atenuando al acercarte, me miras, te sonríes y esta vez no te vas… me llamas por mi nombre…mis lágrimas brotan incontrolablemente, ¡te vuelvo a oír amor mío! ¡te vuelvo a oír!

Me adentras en tu mundo, ahora  el nuestro, el de los cuerpos corrompidos, pero el más bello mundo que jamás imagine, lo racional quedo lejano; esto me resulta hermoso, tu estas hermosa, todo me parece desconocido, excepto esa voz que me nombra, la voz de tu alma…  


A Loli, mi musa de aquel entonces.        

 

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