Contemplar


 Tienes unos ademanes dignos de una princesa con honores a reina, tienes la feminidad pulcra y envolvente… tienes todo lo que exige el protocolo de belleza interior, una inteligencia insubordinada y astuta, auténticamente plausible y  merecedora de reconocimientos. Tan digna eres, que tienes la genuflexión más hermosa que he visto, tus manos entrelazadas en comunión con tu silencio son canalizadoras de paz y armonía, un equilibrio que encontraría cualquier ser contemplándote en la más absoluta discreción. 

Tu conversación tacita con Él debe ser un privilegio de escuchar o tal vez una orientación fidedigna a la introspección, la contrición y el bendito silencio de la remisión. Como haces para ser tan inmaculada en tu sosiego ? 

Qué guapa eres, engalanas los sitios en los que estas y he aquí que te contemplo en silencio, en un disparatado enfrentamiento con el tiempo para que este no pase y me permita admirarte. Quizás nos iremos juntos, quizás me cuentes algo más de lo que pude ver, o tal vez solo me pegare a tu lado en el camino, como los viejos caballeros medievales custodios celosos de lo más preciado de su reino… tal vez mi reino eres tú, las prerrogativas ya están en total consideración, tal vez este corazón que te admira puede ser más grande que todo un reino; en lo que de amor se trata los límites de este son inconmensurables y sorprendentemente vastos, como los antiguos reinos.

A TU ESCENCIA, POESIA DE LA EXISTENCIA.

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