Duración



Siempre solía hablarte sobre los recuerdos de los recuerdos, con mi asustadiza idea de repensar si los míos, luego de pasado un tiempo, no me traicionarían, no se saltearían momentos o inventarían cosas nuevas; incluso si no borrarían lo que hasta el momento me parecía lo más importante.

Leía acerca de los recuerdos en la mente humana, y está al volver a procesar, cada vez, uno de ellos lo reedita, le quita o agrega cosas; es decir, cada vez que lo volvemos a pensar lo convertimos en un recuerdo distinto. 

No puedo ahora recordar si esa noche te hice un té de limón o un té con limón. Me gustaría recordarlo todo y sé que todo no puede ser recordado. Me culpo instantáneamente por descuidarte así de mi mente.

No recordando bien es dejarte ir otro poco de mí, marcharas de a pedacitos, como cuando el viento sopla la arena… la secuestra en pequeñísimas partículas.

Otras veces visito un antiguo lugar que recorríamos juntos y parece como si todo quisiera volver a suceder, reencontrarnos en aquel pequeño café donde jugabas con mis gafas para lucirte diferente o las tardes frente al rio imaginando a San Sebastián. 

En lo cotidiano de mis días parece que aun mantengo las fuerzas de tu pensamiento, todavía huelo el olor a pomelo y recuerdo tu piel. Aún recuerdo el día del parque y como vestías con tu short blanco y la camisa de flores que ayude a escogerte. Memorizo tus te amo, pero alguno se me habrá escapado.

No me olvido tu sonrisa, pero si olvide la mía. 

¿Cuánto durará todo esto?

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