Al olvido...
Un día nuestro amor dejara de existir, por tu olvido y por mi olvido. ¿Estamos dispuestos a ser olvidados? Expulsados de corazones que nos amaron tanto y mentes que pensaron en ese amor intempestivo. Hay dos luchas, en cuanto al amor, que, a mi parecer, se llevan a cabo. Una es el “no me acuerdo”, un “no me acuerdo” desprevenido, indiferente. Algo que nosotros mismos intentamos conciliar mediante nuestro propio acto de pensar, o en este caso, el no pensar, obligados a no recordar, amenazados por los sentimientos. El “no me acuerdo” fingido es cobarde pues se esconde y vuelve a salir cada vez que los sentimientos lo acorralan. La otra es sabernos seres que olvidan por naturaleza; ¿pero en el amor, esto puede llegar a lograrse? Como un sentimiento tan humanamente autentico puede permitir tamaño sabotaje. No es el amor la virtud más pura que posemos, incapaz de lastimar, de omitir, y así mismo es más de las veces quien se rinde sin pelear frente al olvido. De repente es lo más fue